
EL TERROR LLAMA A SU PUERTA (1986) (Night of the creeps) Dirigida por Fred Dekker. Con Jason Lively, Steve Marshall y Tom Atkins. Editada en VHS en Chile, en los 80. Disponible actualmente en distribuidores no tradicionales.
Vi Night of the creeps o El terror llama a su puerta en uno de los dos cines que existían en El Quisco durante los 80. A pesar de su tono festivo y adorable, la película era para mayores de 18, decisión de mi bienamado Consejo de Calificación Cinematográfica que me impidió verla en Santiago. Tuve que esperar seis meses para poder colarme en un cine de balneario y verla en programa doble con Splash y una de Bud Spencer y Terence Hill (creo que Pares y nones). Vi Night of the creeps solo en un cine incómodo a las 10 de la noche. Tenía como 12 años y quedé en shock. La película era una obra maestra de la diversión. No había pretensiones de ningún tipo, era una apología a cierto cine de entretenimiento, una oda en blanco y negro y color que no dejaba fuera absolutamente nada. En El terror llama a su puerta hay zombies, meteoros, alienígenas, asesinos en serie y hasta babosas -que en este caso son bastante más veloces que las protagonistas de Hallazgo macabro (Slugs, de Juan Piquer Simón, un gran estreno ochentero de LookVideo). Además, hay una historia que se sigue con absoluta atención, con personajes estúpidos/adorables que tratan de salvar el mundo con planes idiotas y sin sentido. Pero, atención a los fanáticos. Esto no es Romero ni Carpenter, estos son los terrenos de aquel engendro maléfico que nos brindó la década de E.T. y Alien, la zona oscura donde los límites entre lo risible y lo aterrador se hicieron cada vez más ambiguos. Esta no es una película de terror puro, es una comedia de terror o gory comedy, aunque, en este caso particular el gore esté bastante medido para no conseguir una calificación R o NC-17. Imaginemos que a alguien se le ocurre meter en una juguera El amanecer de los muertos (Dawn of the dead, de Romero) y Despedida de soltero (Bachelor party, el clásico que alguna vez, en nuestra adolescencia, nos trataron de vender como una película “audaz”). O Plan 9 del espacio sideral (Plan 9 from outer space, de Ed Wood) y La venganza de los nerds. El resultado es una comedia de horror, con chicas en tetas y chicos haciendo el loco durante una hora y media. Malos ejemplos de este subgénero sobran, incluyendo, por cierto, una seguidilla de slashers de cuarta categoría de nombres parecidos (Slumber party massacre, Cheerleader massacre, Sorority party massacre), actuados y dirigidos macabramente. Es en este punto donde el director, Mr. Fred Dekker, se luce para marcar la diferencia. Alguna vez Dekker fue el Eli Roth del horror ochentero, pero, claro, el destino tuvo otros planes y hoy sólo podemos disfrutar de dos pequeñas grandes joyitas filmadas con un cariño incondicional por el género. Me refiero a esta, El terror llama a su puerta, y a The monster squad, que comentaré pronto en estas páginas. Dekker habla de monstruos y zombies no con el afán político romeriano, sino con el acento en la nostalgia, en el cine B de antaño añejado por el gore, el látex, Troma y los efectos especiales ultra explícitos. En su inocencia cinéfila, El terror llama a su puerta es una película notable, llena de aciertos de ritmo y dirección, y profundamente cariñosa. Lamentablemente, no está editada en DVD ni en Chile ni en Estados Unidos. Para quien quiera verla en una edición prístina que dan ganas de aplaudir, sólo tengo una palabra: F-R-A-N-K-L-I-N.